Por: José Alfredo Moreno
En un típico escenario de crisis que se vive en este hermano país de Bolivia solo basta ver un poco los diferentes medios de comunicación para darse cuenta que múltiples sucesos quieren llevar a la opinión popular a la desesperación y a un ambiente de incertidumbre. El deterioro del orden social que se ha visto en estos últimos días en los departamentos de la mal llamada media luna corresponde a un trabajo secesionista orquestado desde la casa blanca y muy bien operado por logias croatas nazistas plantadas desde hace años en el departamento de Santa Cruz.
Como una orquesta los departamentos de Pando, Beni y Tarija a la cabeza de Santa Cruz preparan un plan de golpe civil con miras a la búsqueda de una guerra civil que justifique el despojo forzoso del poder del presidente morales. Siempre estas logias han encabezado sus discursos en la “unidad de la nación”, pero podemos observar que sus verdaderas intenciones florecen en la violencia desmedida desatada contra instituciones públicas, personas pobres, indígenas y transeúntes provocando daños multimillonarios en el orden material e irreparable en lo moral para aquellas personas agredidas sin compasión en las calles de Santa Cruz.
El desangrar el país y perjudicar a su propia gente no pasa en vano frente a la opinión pública nacional y la gente con mayor raciocinio que habita en estos departamentos sumidos en el caos. Los días pasan, se agrava la escasez, se pierde la tranquilidad y la opinión pública de aceptación general a los cívicos se desgasta. El estado Boliviano en virtud de sus funciones constitucionales trata de mantener la integridad de las instituciones del estado y espera pacientemente que la tortilla se vuelva, la prudencia hace de la acción gubernamental un elemento inequívoco de victoria mientras a lo interno de las organizaciones sociales se intenta detener la indignación de los dirigentes originarios para evitar un escenario de confrontación mas complejo.
Se trata de una guerra de desgaste como en los momentos del paro petrolero en Venezuela, es la razón contra la violencia y si la paciencia reina en esta interminable lucha de clases seguramente veremos un mayor respaldo al cambio en la media luna y un camino tendido para el logro de una nueva constitución que definitivamente cambie sustancialmente el país.
En un típico escenario de crisis que se vive en este hermano país de Bolivia solo basta ver un poco los diferentes medios de comunicación para darse cuenta que múltiples sucesos quieren llevar a la opinión popular a la desesperación y a un ambiente de incertidumbre. El deterioro del orden social que se ha visto en estos últimos días en los departamentos de la mal llamada media luna corresponde a un trabajo secesionista orquestado desde la casa blanca y muy bien operado por logias croatas nazistas plantadas desde hace años en el departamento de Santa Cruz.
Como una orquesta los departamentos de Pando, Beni y Tarija a la cabeza de Santa Cruz preparan un plan de golpe civil con miras a la búsqueda de una guerra civil que justifique el despojo forzoso del poder del presidente morales. Siempre estas logias han encabezado sus discursos en la “unidad de la nación”, pero podemos observar que sus verdaderas intenciones florecen en la violencia desmedida desatada contra instituciones públicas, personas pobres, indígenas y transeúntes provocando daños multimillonarios en el orden material e irreparable en lo moral para aquellas personas agredidas sin compasión en las calles de Santa Cruz.
El desangrar el país y perjudicar a su propia gente no pasa en vano frente a la opinión pública nacional y la gente con mayor raciocinio que habita en estos departamentos sumidos en el caos. Los días pasan, se agrava la escasez, se pierde la tranquilidad y la opinión pública de aceptación general a los cívicos se desgasta. El estado Boliviano en virtud de sus funciones constitucionales trata de mantener la integridad de las instituciones del estado y espera pacientemente que la tortilla se vuelva, la prudencia hace de la acción gubernamental un elemento inequívoco de victoria mientras a lo interno de las organizaciones sociales se intenta detener la indignación de los dirigentes originarios para evitar un escenario de confrontación mas complejo.
Se trata de una guerra de desgaste como en los momentos del paro petrolero en Venezuela, es la razón contra la violencia y si la paciencia reina en esta interminable lucha de clases seguramente veremos un mayor respaldo al cambio en la media luna y un camino tendido para el logro de una nueva constitución que definitivamente cambie sustancialmente el país.
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